Muchas personas con las que hablamos son recelosas de la biomasa como energía de futuro. El argumento en contra más contundente es si habrá pellets suficientes. También preocupa la evolución de su precio y las posibles tasas que se le pudieran aplicar.
A principios del siglo XX cuando comenzaron a instalarse calderas de carbón ¿acaso cuestionaban entonces el abastecimiento los ciudadanos? ¿No hubiera sido mejor seguir consumiendo madera? ¿Habría gasóleo para los nuevos automóviles sin tracción animal? Hoy que estamos seguros que el petróleo se acabará (aunque no próximamente), pocos se lo cuestionan y seguimos adquiriendo coches e instalando calderas de gas y gasóleo. La especulación, el transporte desde sus yacimientos, las tasas y su creciente escasez, hacen que los combustibles fósiles aumenten constante y rápidamente de precio.
La biomasa nunca se acabará
La buena noticia es que la biomasa nunca se acabará (o no estaríamos para lamentarlo), porque es una energía local, renovable y no controlada por los mercados. Y, por supuesto, se apreciará. Como todo. Pero será más económica que los derivados del petróleo. Y no hay que olvidar, como valor añadido, que es una energía limpia.
Es cierto que la biomasa no es suficiente para satisfacer el total de nuestras necesidades energéticas. Afortunadamente hay otras fuentes de energía. En España la biomasa supone el 45% de la energía renovable y un 3% del total de la energía primaria consumida. Tiene un potencial anual de 19 millones de tep (toneladas equivalentes de petróleo). Son muchos millones de barriles de petróleo que dejaríamos de comprar al exterior. Un dinero que se quedaría en la economía nacional y concretamente en el ámbito rural, donde tan necesario es.
En 2015 se produjeron en España cerca de 475.000 toneladas de pellet, producción que podría ser doblada con facilidad ya que sólo supuso el 38% de la capacidad instalada.
La mitad se exporta principalmente a Francia e Italia. Se podría haber evitado el consumo de unos 110 millones de litros de gasóleo. Y puesto que el pellet es aproximadamente un 50% más barato por kWh (energía entregada), hubiera supuesto 55 millones de euros de ahorro.
El aprovechamiento forestal en España disminuyó durante la crisis, ya que cayó la demanda de madera para la construcción. Tenemos 19 millones de hectáreas forestales (sólo 25% son espacios protegidos) lo que nos sitúa en 4º lugar en Europa, detrás de Suecia, Finlandia y Francia. El crecimiento forestal lo aprovechamos tan solo al 35%, mientras la media europea es 65%. Más de la mitad de los recursos de biomasa forestal están sin utilizar. En definitiva mucha materia prima para la fabricación de pellet, que no ha estado disponible.
A partir de 2013 hubo un aumento importante de demanda de biomasa, así como un resurgimiento de las empresas productoras de tablero de madera y de las papeleras. Todo ello contribuyó a que el precio del pellet aumentara. Durante ese año se apreció un 3% en formato saco de 15kg y un 6% a granel. Hasta 260 €/tonelada de pellet a granel incluyendo IVA y trasporte hasta 200km. Fue un año en el que la producción de hueso de aceituna, otra de las biomasas domesticas más utilizadas, tuvo una producción un 40% inferior a lo habitual, lo que también influyó en la sobredemanda del pellet.
Puesto que la mitad de la producción de pellet se exporta y que la producción de biomasa forestal se podría doblar con facilidad, es razonable pensar que inminentemente se puede multiplicar al menos por cuatro la penetración del pellet como fuente de energía en España.
Además el pellet no es la única biomasa disponible. Contamos con el hueso de aceituna, las cascaras de frutos secos, la astilla de madera y otras muchas biomasas para consumos industriales. Resumiendo y respondiendo a nuestro título: Si, habrá suficiente pellet para la demanda futura y su precio seguirá siendo muy competitivo. La biomasa es una apuesta segura.
Fuentes: Bionenergy International, Asociación Española Energética de la Biomasa (AVEBIOM), Inventario Nacional Forestal (INF)
COMPARACION DE LA EVOLUCION DEL PRECIO DE LA BIOMASA Y EL GASOIL – FUENTE: IDAE
